viernes, 15 de julio de 2011

Love Symphony -Where did I go wrong?

Disclaimer: Va, Twilight es de la señora Meyer y las canciones son de sus respectivos autores. 




Love Symphony




.Where did I go wrong?.


Charlie y Reneé eran los padres más comprensivos que un adolescente pudiera desear. Pero que Bella y Aria llegaran con golpes, era suficiente. El hombre de cuarenta y tantos tenía el rostro rojo con el ceño fruncido, mientras su esposa se dedicaba a regañarles por meterse en peleas callejeras. Todo empeoró cuando la indiscreta de Aria la interrumpió, aclarando que la pelea había sido entre ellas. Eso colmó la paciencia de Charlie y Reneé.

Las mandaron a su habitación, no sin antes imponerles un castigo: no más citas hasta que aprendieran a llevarse mejor. Aquellas peleoneras no eran las dulces niñas que ellos habían criado. Bella, como toda hermana mayor, aceptó las consecuencias, no sin alegar que la culpa la tenía ella. ¿Quién soltó el primer golpe? Se pregunto irónicamente, Aria. Charlie, que se había mantenido al margen, gruñó que no importaba quién tenía la culpa ni quién había empezado: ambas se habían comportado mal. El castigo sería parejo.

Subieron las escaleras y en la cima, se dieron unas fulminantes miradas antes de entrar a sus respectivos dormitorios. La castaña se dejó caer en la cama. Pensó en Riley y la manera en que la observaba, con adoración… Luego, pensó en Aria, sus ojos cargados de odio. ¿Riley lo valía? Cerró los ojos y suspiró profundamente. Repasó todo el tiempo junto a su novio, las chicas que se lo comían con la mirada, los chicos que estaban celosos de él. Eran la pareja perfecta. Sí, lo valía…

Aria estaba sentada en su cama, viendo la foto de su hermana y ella, abrazadas y con enormes sonrisas de oreja a oreja. Frunció el ceño. Bella siempre la tomaba como su tonta. Se levantó y se dirigió a su escritorio, donde reposaba el marco, y lo bajó con un golpe seco. Se volteó a su reproductor y presionó el play.

Where did I go wrong, I lost a friend 
somewhere along in the bitterness 
and I would have stayed up with you all night 
had I known how to save a life

¿Era una especie de broma? Ese disco no le pertenecía. Sin molestarse en oprimir el stop, sacó el CD y lo lanzó bajo su cama. Buscó entre sus discos uno que le gustará… Era una amante de la música alternativa y quemaba miles de discos que terminaba escuchando solo una vez. Sonrió, satisfecha, cuando dio con su favorito. La caratula era de un árbol que desprendía unas cuantas hojas… Y abajo había una pareja besándose. Lo había hecho un par de años atrás, pero eso no le quitaba que lo escuchaba cada que podía. Con cuidado lo introdujo y dio play. La hermosa voz de Amy Lee se escuchó.

How can you see into my eyes like open doors?
Leading you down into my core where I've become so numb.
Without a soul my spirit's sleeping somewhere cold 
until you find it there and lead it back home

Le era especial y relajante su voz. Se recostó en su cama y tarareó la canción. Conocía la letra, ¡vaya que lo hacía! Era que no quería estropear la canción con su voz, con la vocalista del grupo era perfecta. Sonrió, sintiéndose mejor que horas atrás. Riley era el primer chico que le gustaba; gustaba de verdad, pero él parecía tener ojos sólo para su hermana. Para sus adentros, se preguntó si hubiera sido diferente si le hubiese contado a Bella. Su sonrisa se tornó triste, dándose cuenta que nada cambiaría. Si a Bella le gustaba alguien, nada la podía sacar de ahí. Nada. La pista finalizó.

Rodó sobre sí, hacia su laptop que reposaba sobre su mesita de noche. Desconectó el cargador y la movió, dejándola sobre la cama. Inició sesión en el correo electrónico como ‘ocupado’. Su hermana estaba desconectada, lo que significaba que estaría con su iPod escuchando música, preparándose para dormir. Revisó su lista de contactos, buscando a Edward. Edward Cullen (Disponible). Dio clic un par de veces hasta que la ventanita de conversación se abrió.

Aria Swan dice:
¿Estás?

Pasaron diez minutos y su novio no contestaba. Pensar en él como su novio aún le resultaba extraño, la costumbre del día a día haría que se adaptara más rápido. Tan perdida estaba en sus pensamientos que se dio cuenta que Edward le había respondido, y al ver que no decía nada, le había envió un zumbido. Sobresaltada, observó la pantalla.

Edward Cullen dice:
Lo siento, fui a la cocina. ¿Qué pasa?

Tecleó la respuesta: Problemas. Le explicó con lujo de detalles todo: desde el restaurante hasta la reprimenda de sus padres. Edward leía desde su computadora de escritorio, sorprendido. Sabía que Aria estaba loca por Riley, y estaba seguro —apostaría su vida en ello— que lo de Bella no era más que superficialidad. ¿Tan poco quería a su hermana para no cederle al chico? Negó con la cabeza. Entonces, como si miles de ideas se sacudieran, le dio la respuesta que ni en sueños, ella hubiera pensado: róbaselo.

Los ojos cafés de Aria se abrieron con sorpresa. ¿Robarle el novio a su hermana? Nunca imaginó que Edward le daría ese consejo, no, nunca se le ocurrió hacerlo, y es que, ¿quién le podía quitar un novio a su hermosa hermana? Ante su aparente silencio, el chico de ojos esmeralda escribió algunas cosas que le podrían ayudar a conquistar a Riley, porque, al final del día, Edward era un chico igual que él.

Ella se removió en la cama, buscando un lugar donde apuntar todo lo que le decía. Sería de mucha utilidad. Mañana soltaría la gran bomba.

Bella se incorporó. Su habitación estaba en penumbras, y lo sintió más gélido. Inhaló, en un vano intento por recuperar la calma; en su estómago se había hecho un nudo y su pecho dolía, ante el mal presentimiento. Ella no era de las que creía en supersticiones ni mucho menos en su intuición… Hacía lo que quería porque lo quería, punto. Era la primera vez que tenía ese sentimiento de ansiedad. Volvió a acostarse y cerró los ojos. Ya vería si tenía razón o no, intentaría no pensar en eso.

Al día siguiente, la hermana menor fue la primera en despertar. A hurtadillas, entró a la habitación de la castaña, que aún permanecía dormida; se dirigió al clóset, de donde sacó un vestido un poco arriba de las rodillas color morado. Bien. Ese sería su día: Riley iba a ser totalmente suyo. Salió sin hacer ruido y sonrió con autosuficiencia. Se arregló con un como de maquillaje que resaltaba sus ojos y su boca: unas sombras grises con delineador y un brillo labial rojo, y con su largo cabello suelo y lacio. Combinó su atuendo con unos zapatos de aguja negros y perfume floral.

Contrario de ella, su hermana no se esforzó por llamar la atención; su personalidad hacia todo el trabajo. Cambió sus vestidos y faldas por unos pantalones ajustados y una blusa café claro, junto con uno par de tenis blanco. Peinó su cabello en una coleta de lado y su maquillaje fue muy natural. Le sonrió a su reflejo y abandonó la casa mucho antes que su hermana. 
Necesitaba aire fresco y puro de Forks. Inhaló, sintiendo como su interior se enfriaba al igual que el clima. Su mochila casi no pesaba, así que no dificultaba su paseo.

Llegó a la escuela y caminó directo a su casillero. Sacó los libros de su próxima clase y los guardó en su mochila. La verdad es que se hacía la estudiosa, porque en realidad estos estaban vacíos. O casi, los dibujitos ya eran algo. Alguien le tapó los ojos, e inmediatamente sonrió. Colocó sus manos sobre las del individuo.

— ¿Riley? —Musitó, dudosa. Riley no usaba anillos.

Las manos le soltaron y sus ojos se encontraron con los orbes de Edward.

—Hola, Bella —Saludó con una sonrisa torcida.

Bella hizo un esfuerzo por no hacer una mueca de desagrado y le regresó un saludo seco. Ella buscaba a Riley. Desde la noche anterior no le había visto, y la opresión de su pecho no hacía más que aumentar su preocupación. Edward seguía sonriendo y parado frente a ella. Bufó, exasperada y le miró.

— ¿Deseas algo? Aria no vino conmigo.

Su sonrisa se hizo mucho más grande—. De hecho, Aria y yo terminamos ayer —Una vez con la completa atención de Bella, prosiguió—. Ah, ¿ya checaste tus mensajes de texto?

La castaña lo observó, con mucha confusión. ¿Sus mensajes de texto? Abrió la bolsita lateral de su mochila y extrajo su celular. Tres llamadas pérdidas y dos mensajes de texto. Frunció el ceño. Las llamadas eran de Riley, al igual que el primer mensaje que decía:

Lo siento, Bella. Esta no es la manera más correcta de hacerlo, pero quiero que terminemos.

Abrió los ojos, sorprendida. ¿Riley Biers la había terminado? Tragó saliva, deshaciéndose del pequeño nudo que se estaba formando en su garganta, y con temor, abrió el segundo mensaje.

—Yo puedo jugar tu juego Bella —Leyó—. Y sé cómo ganar. Besos y que tengas buen día. 
Aria. —Vio a Edward—. ¿Tienes algo que decir al respecto?

2 comentarios:

  1. Scarlett.Sugar:fairy16 de julio de 2011, 20:58

    Whoa!

    Me he quedado de una pieza!

    Esta muy bueno me ha encantado...
    =D

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  2. hoo me gusto la vdd que si =D
    aunke espero leer el siguiente muy pronto
    cuidate nos leemos
    =D

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