viernes, 15 de julio de 2011

Avance: The Liar



Estaba en alguna parte de Texas. En un motel apenas visitado, junto a una exuberante morena. Me sonrió, mostrando sus blancos dientes, y después saludó con un apasionado beso. Ese era yo, Charles Cullen. Moví mi flequillo dorado lejos de mi rostro, para corresponder mejor el beso. La chica, cuyo nombre había olvidado o quizás nunca había conocido, se escapó de mis animadas manos; enredó su cuerpo entre la amarillenta sábana y se fue al baño.


Aproveché mis minutos en soledad para encender un cigarrillo. El humo inundó la estancia, y lo único que podía pensar era en lo relajante que era estar lejos del trabajo. Con el cigarrillo aún, me levanté para ponerme mi vieja playera, el pantalón gris de vestir y la chaqueta a juego. Sí, todo un Don Juan. Revisé mi apariencia en el espejo frente a la cama: el despeinado cabello rubio, a excepción de mi flequillo siempre en orden.


A mis veintiséis años, disfrutaba planamente mi vida. Guiñé un ojo a mi reflejo.
Unos fuertes golpes a la puerta me hicieron retroceder. Fruncí el ceño. La mujer salió del baño, con los ojos abiertos del susto. Entonces, sí había traído a la cama a una loca. Entre susurros, le reclamé:


— ¿Quién jodidos es?


Ella negó con la cabeza y dijo algo tan rápido que no le entendí. Gruñí y le hice señas para que se callara, pero para esos momentos, la puerta se abrió estruendosamente y un hombre en traje negro entró. Era calvo, feo y se veía que tenía dinero; en sus manos sostenía una pistola y la apuntaba en dirección. Vi su intención de disparar y corrí, zigzagueando. La morena gritó: ‘’Es mi esposo’’. ¡Putísima madre! Me iban a matar.




Les presento a mi nueva creación: Charles Cullen. Amalo, adoralo, pero es mío.

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