miércoles, 23 de marzo de 2011

The Liar -Introducción

Disclaimer: Los personajes no son míos, son de la señora Meyer. La trama es mía y esta inspirada de algún lugar. Haha, yo y mi mente retorcida.




The Liar

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Introducción

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Sacudí mi cabello al ritmo de la música. El bar tenía cierto encanto. No era como me imaginaba un lugar de prostitutas y traficantes de drogas. Una rubia me guiñó un ojo desde el otro lado de la habitación. Reí. Estaba lo suficientemente ebria y no sabía lo que hacía. Mi mejor amiga, me había invitado a beber. Ella era una especie de 'mesera' del lugar, que se dejaba manosear por dinero y, sonreía a los clientes. Yo deseaba un trabajo.


Ella era alta y con buenas curvas. Yo era exactamente plana y con algunas curvas. Mis senos no eran muy grandes, cabían en mis pequeñas manos de niña de escuela elemental. Se podía decir que era una chica más con algo de autoestima. Tanya era lo opuesto a mí, pero ambas éramos sumamente parecidas, aunque no físicamente, nos entendíamos a la perfección.


Mi inmigración a Inglaterra hace poco más de cinco años, me había dado un acento inglés sumamente sexy, pero que sólo podía usar con los chicos de otros lugares. Vi como un señor le agarraba el trasero a mi amiga y luego le daba quinientos dólares. Hice una mueca de envidia y asco. Lo que ella tenía que hacer para poder sobrevivir y lo que yo envidiaba de ella. Tanya por ser bonita conseguía mucho más que cualquiera de las otras chicas. Si yo entrará ahí, obtendría, por lo menos, cincuenta dólares en toda la noche.


Suspiré y le pedí al barman otra copa de lo que estaba tomando. No tenía ni idea de lo que tomaba, pero estaba delicioso. Sirvió otra. Era un vaso de vidrio largo y delgado. Hasta abajo tenía algo de color anaranjado, luego amarillo, rojo y el líquido era morado. Bebí un pequeño sorbo.


— ¡Bella! —Gritó, Tanya, llegando a mi lado. Escupí un poco de mi bebida.


La fulminé con la mirada. Entre sus delicadas manos traía el periódico del día. Los últimos meses había estado viniendo a su trabajo y quedándome a dormir a su casa. Mis padres habían muerto dos años atrás, dejándome a mi suerte. Todavía lamentaba su partida, pero no tenía donde velarlos cada año, ya que sus cuerpos desaparecieron. Tanya fue la que cuidó de mí y ha estado haciéndolo. Pero ya era momento que me hiciera cargo de mi misma. Siempre me traía los periódicos para buscar trabajos. Siempre eran los mismos.


—Toma —Me extendió el periódico.


En primera plana aparecía un chico de mi edad, sonriendo y con un traje de vestir negro. ''Joven sube a vicepresidencia. Posible presidente''. Sonreí. Eran muy escasos los chicos así. Deje eso a un lado y me concentré en la sección de trabajos. Lo mismo de siempre. Nada era lo suficientemente bueno o llamativo para que quisiera entrar a trabajar ahí. Si iba a hacer algo por el resto de mi vida, e iba a vivir de ello, tenía que ser algo que realmente amará. Algo de lo que pudiera vivir. Taché algunos que no me convencían, pero de poco a poco, había tachado todos y no quedaba ningún trabajo en las dos páginas de empleo.


Escuché como Tanya suspiraba y me giré a ella. Sonreí tristemente mientras veía su vaso con la bebida extraña que yo había tomado más de una vez.


— ¿Sucede algo? —Animé a preguntar.


Sus ojos se clavaron en los míos—. Sí que pasa, Bella… —Dijo en un tono cortante que me sorprendió—. Ya no puedes seguir viviendo en el departamento.


Abrí los ojos en toda su capacidad. ¿Había escuchado bien? ¿Tanya Denali, mi mejor amiga, me estaba corriendo del único lugar que tenía para vivir?


—No es por ti y a la vez, sí —Susurró, dejando escapar algunas lágrimas—. El dueño nos va a quitar el departamento y nos dejará en la calle. Yo… He conseguido otro lugar para vivir, pero no es lo suficientemente grande para las dos, ni siquiera para mí. Por favor, Bella. Encuentra trabajo pronto y busca un hogar; el dueño vendrá la próxima semana a sacarnos, pasado mañana me iré de ahí.

Se levantó de repente, y dando media vuelta, se fue a seguir trabajando. Suspiré profundamente y cerré el periódico, rendida. No encontraría un trabajo ese día, ni ningún otro. Miré fijamente la portada, hasta que reconocí esos ojos. Yo los había visto antes, en otro lado. Busqué en el periódico la sección de la primera plana y lo encontré. Edward Cullen. Sonreí, a la vez que mi mente preparaba un plan.


—Prepárate, Edward Cullen —Dije a la nada—. Estás a punto de ver de nuevo a Bella Swan.

1 comentario:

  1. Hola mi niña te quedo fascinante el capitulo me encanto sigue asi...Besos..

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